Pluralización del campo religioso cubano: el caso del islam

Experiencia

Raquel Elena Sicilia Lorenzo a,1

aCentro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), La Habana, Cuba

Keywords: Islam, Motivación, Religión

Introducción: Las concepciones del mundo siempre han acompañado al hombre en las distintas La presencia del islam en Cuba se remonta al comienzo de la colonización española, sin embargo, su práctica organizada y el crecimiento de la comunidad formada por cubanos solo comienza desde los años noventa del siglo pasado. Este período estuvo marcado por una profunda crisis y se pluralizó aún más el campo religioso. Método: se realizó la revisión de fuentes teóricas y de relatos de los creyentes para caracterizar la práctica organizada del islam en Cuba y determinar las principales motivaciones que lo impulsan. Resultados: existen practicantes de las dos corrientes principales, el sunismo y el chiismo, con predominio de la primera; y la importancia del apoyo de estudiantes y/o diplomáticos árabes o africanos musulmanes residentes en Cuba para sus inicios y expansión. Se pudo conocer, a través de musulmanes cubanos, las vías por las que conocieron el islam. Conclusión: se encontró que prevalecen motivaciones intrínsecas para su práctica religiosa y la marcada presencia que tiene el islam en la jerarquía motivacional.

Introducción

La llegada del islam a Cuba es producto de la colonización española, debido a la herencia árabe-islámica en la Península Ibérica. Además, se reporta la presencia de esclavos (beréberes del Norte de África y moriscos de esta religión) y de africanos musulmanes esclavizados (mandingas, fulanis y otros). Las leyes reales de las monarquías españolas establecían una férrea prohibición sobre esta práctica religiosa, lo que los llevó a sufrir conversiones forzadas al cristianismo (González, 2003; Menéndez, 2007). Más tarde, durante los siglos XIX y XX se registran varias oleadas de inmigrantes árabes hacia Cuba; sin embargo, la práctica organizada del islam solo comienza desde los años noventa del siglo pasado.

Durante el llamado Período Especial, la profunda crisis experimentada, la aceptación de la entrada de religiosos al Partido Comunista de Cuba, la declaración de la laicidad del Estado y la explicitación de la no discriminación por creencias religiosas, entre otros factores, posibilitaron un reavivamiento religioso (Ramírez, et al., 2006). Además del apogeo de otros movimientos religiosos, dio paso a disciplinas y religiones con bases filosóficas orientales. Y comenzó a vertebrarse una comunidad musulmana que cada vez sumaba más cubanos (Hodge, et al., 2021).

El islam representó en ese momento una expresión religiosa no tradicional en Cuba, por lo que la mayoría de los musulmanes cubanos no cuentan con herencias culturales o religiosas árabes-islámicas, como sí ocurre en otras regiones al centro y sur de América (Gil, 2015). No obstante, ha sido apoyada por estudiantes y/o diplomáticos árabes o africanos practicantes residentes en la Isla. Además de su tendencia a estar asociada de forma prejuiciada en Occidente con el terrorismo y la opresión a la mujer. Esto no solo en la región, Febles, (2013); Febles, (2017); Hidalgo-Gato Batista, (2020). Todo ello despierta el interés de conocer las principales características de la comunidad religiosa y profundizar en las razones que han llevado a su práctica desde el punto de vista subjetivo, a través del estudio de las motivaciones.

Metodología

Se empleó una metodología cualitativa basada en análisis documental y contraste de relatos producto de la observación en sus principales lugares de reunión (la “Mezquita Abdallah” en La Habana Vieja y al centro “Al Ma’sumin”). Se seleccionaron dichos sitios de la capital por su importancia. El primero constituye la sede más grande del país y que mayor cantidad de musulmanes reúne, generalmente sunitas. El segundo, a pesar de congregar a una minoría, es el único centro chiita en Cuba. Para efectos de análisis se consideraron dos categorías: la primera hace referencia a la práctica del islam desde una revisión documental; y la segunda, a motivaciones desde los relatos de los creyentes.

Desarrollo

  • La práctica organizada del islam

El islam ha ido ganando organización y se evidencia mediante la constitución y reconocimiento legal de la Liga Islámica como organización que los agrupa, la apertura de un lugar para la oración llamado “Mezquita Abdallah” y el comienzo de la construcción de una futura mezquita (Febles, 2017). En varias provincias del país existen grupos, por ejemplo, Matanzas, Cienfuegos, Villa Clara, Camagüey, Holguín, Guantánamo, Santiago de Cuba y en el municipio especial Isla de la Juventud; aunque la mayoría de la comunidad se encuentra en La Habana.

Desde sus inicios, se ha contado con la presencia de las dos ramas principales dentro del islam: sunitas y chiitas. No obstante, la mayoría pertenece a la primera y casi ninguno se identifica con una escuela jurídica; significa que en Cuba no hay antecedentes de práctica de esta religión, ni una base teológica adaptada a nuestras condiciones concretas. Por su parte, todos los chiitas son yafaríes (duodecimanos).

Es importante señalar que se unen para celebraciones litúrgicas importantes como el Ramadán y el Sacrificio. El idioma árabe solo es utilizado para realizar las oraciones, porque muy pocos lo dominan; aunque cada vez más personas van alcanzando un nivel básico.

Las Sedes de reunión para la oración y el estudio fueron el domicilio particular de su líder Pedro Lazo y la Casa de los Árabes en La Habana Vieja. Desde 2015, se inauguró el local “Mezquita Abdallah”, que sirve desde entonces con mayor comodidad y confort para los mismos fines, bajo la guía de un jeque egipcio quien ha dirigido los rezos durante los últimos años.

La “Mezquita Abdallah” es un lugar abierto para todos los musulmanes, pero los sunitas son los que asisten frecuentemente. El rezo se realiza de acuerdo a la tradición de esta rama. Los chiitas por su parte han establecido sedes diferentes en casas particulares o locales alquilados en el municipio de “10 de octubre”. En 2015, contaban con dos centros, “Fátima az-Zahra” y “Al Ma’sumin”; pero actualmente solo se mantiene el último de ellos. Allí llevan a cabo sus propias actividades litúrgicas y de estudio, y se mantiene como un lugar abierto también para los sunitas y personas interesadas que deseen asistir. Algunas personas visitan tanto el centro chiita como la “Mezquita Abdallah”. De esta situación se deriva que se perciba que en el país existen varias comunidades.

Para la realización de diversas actividades y la difusión del islam en Cuba, tanto la Liga Islámica como la “Mezquita Adballah” y el centro “Al Ma’sumin”, desde sus inicios,  reciben el apoyo de organizaciones extranjeras, pertenecientes a la comunidad islámica mundial. Entre los países que más se destacan se encuentran Arabia Saudita, la República de Turquía y la República Islámica de Irán; por tanto, los musulmanes consideran que el apoyo extranjero es muy importante para el desarrollo del islam en Cuba.

Cabe destacar que en 2014 cinco musulmanes cubanos viajaron a la Meca para la Peregrinación, invitados por el Programa para la Peregrinación del Custodio de las dos Sagradas Mezquitas; y, en 2017, otros cinco lo hicieron a través de un programa similar (Gil, 2019).

Se resalta, en los últimos tiempos, la visibilización de la mujer musulmana como sujeto de derechos. Prueba de ello es la organización anual del encuentro “Mujeres religiosas cubanas contra violencias y fundamentalismos” por parte de la Liga Islámica de Cuba y la página de Facebook “Cubanas Musulmanas”, que han servido como espacios de intercambio y de difusión de conocimientos.

  • Motivaciones para la práctica del islam

La mayoría de los musulmanes practicaban antes otra religión (29 sujetos); fundamentalmente, el cristianismo (21 sujetos), ya sea el cristianismo católico o el protestantismo. Solo siete religiones de origen africano y un judaísmo. Similar comportamiento se había observado en otra investigación (Gil, 2015). El islam, al ser considerado la última revelación y reconocer los textos sagrados judíos y cristianos, ofrece una reinterpretación para quienes antes practicaban estas religiones donde no se niega completamente la fe anterior, sino que se ubica como un antecedente necesario.

En el discurso de los sujetos a menudo se pueden encontrar elementos que apuntan a varios motivos. Recordemos la complejidad de la subjetividad y del proceso de conversión religiosa, pues detrás de un mismo comportamiento puede haber diferentes motivos que lleven a él. De hecho, que esto suceda, aporta mayor riqueza en la elaboración personal y evidencia que varias necesidades se satisfacen en una misma meta.

La mayoría de los creyentes consultados (21 sujetos) comenzó a practicar el islam por motivaciones de desarrollo y cambio personal. La religión en su sentido humanístico contribuye al desarrollo de potencialidades y propulsa a la integridad, el bienestar y la libertad; lo que significa que muestran elaboración, implicación y alta carga emocional en sus razones.

Mediante sus respuestas se nota que eligieron transformar su visión del mundo y su concepto de sí mismos de forma activa y consciente: “Empecé a practicar el islam después de salir de prisión. Antes, sin ser cristiano, creía en Dios por medio de la Biblia, y después conocí a un hermano musulmán y quise encaminar mi vida” (Sujeto masculino, 49 años).

Se observa en el relato anterior que subyace un proceso de búsqueda, un sentimiento de plenitud de su fe y su ser, de madurez y crecimiento espiritual a través del cual se infieren motivaciones intrínsecas guiando el actuar: “Toda mi vida ha sido la búsqueda de un sistema ético-moral que aporte a mi vida paz espiritual sin fanatismo alguno. Finalmente lo encontré” (sujeto femenino, 32 años). El énfasis en los valores y la ética del islam está indisolublemente ligado a los cambios positivos experimentados en los sujetos.

El islam aparece como fuente de satisfacción en sí mismo y como generador de sentidos personales en sus vidas, que incluso pueden ser centrales. En consonancia con lo anterior, Frankl (1946) pone de relieve la búsqueda y elaboración del sentido de la vida como esencial en el ser humano.

Se observa que la religión constituye una alternativa a las grandes incógnitas de la vida, lo que se ha destacado desde la óptica freudiana. También se debe hacer referencia a Fromm (2011) cuando apunta a que la religión aporta seguridad para escapar a dudas intolerables de la vida y un marco de orientación a la existencia.

Seguidamente se encuentran quienes expresaron razones intelectuales-religiosas o argumentos teológicos como la justificación del comienzo de su práctica (17 sujetos). En estos casos los argumentos y relatos tienden a ser muy parecidos, pues los mismos se repiten, se centran en el islam como verdad, como última revelación, la unicidad de Dios y en que la voluntad de Dios es la que los llevó a convertirse.

En cuanto a las motivaciones intelectuales-religiosas no aparece trasfondo de elaboración subjetiva propia, ni alusiones a la experiencia y la vivencia personal. Han reproducido el discurso y la cosmovisión del grupo religioso, junto con la identidad que este les asigna.

En los relatos de profundización con los a sujetos, el discurso fundamentalmente se dirige a incrementar estas razones de corte intelectual-teológico. En este punto es importante hacer referencia al “Da´wah”, término árabe que significa la acción de predicar el islam y de invitar a las personas no musulmanas, para entenderlo según lo que se expresa en el Corán. Se considera un sinónimo de proselitismo, pues pudiera estar explicando la actitud de transmitir los principios religiosos que han sido descritos. Especialmente, si tiene en cuenta que la comunidad musulmana, a pesar del incremento que ha experimentado, continúa siendo poco extendida en la sociedad cubana.

Más adelante, siempre en los relatos, predomina un discurso desde la elaboración personal. El discurso puramente religioso está soportado por otros motivos que también impulsan la práctica religiosa y muestran una implicación personal en sus acciones.

Después se encuentran quienes plantean motivaciones intelectuales (12 sujetos) relacionadas con el estudio y el conocimiento para el inicio de su práctica. La lectura y la investigación fundamentalmente son las actividades por las que llegaron a encontrar la fe. El contacto directo con musulmanes (amistades, familia) en la mezquita siempre ocurrió, sin embargo, le conceden vital importancia al encuentro intelectual con el islam.

Con una menor frecuencia (5 sujetos), aparecen quienes plantean motivos afectivos, donde predomina el desarrollo de lazos con uno o más miembros de la religión y que expresan las necesidades de filiación. Los elementos esenciales son el afecto, la compañía, vivir en comunidad, pertenecer a un grupo y sentirse aceptado.

La conversión al islam marca un sentido de comunidad, en muchos casos dicen: “Conocí el islam por medio de un hermano” o de una “hermana”; “Un hermano me habló del Islam y me gustó” (sujeto masculino, 19 años).

Las referencias a establecer relaciones de admiración o amistad con musulmanes, ya sean cubanos o extranjeros, evidencia uno de los factores ya señalados en investigaciones anteriores (Gil, 2015 y Febles, 2017) sobre el papel de estudiantes y diplomáticos extranjeros y musulmanes residentes en el país.

La mayoría de los informantes manifestaron que aprendieron sobre la religión a través de miembros de la familia, amistades musulmanas y esposo o pareja. De hecho, la mitad de las personas consultadas reconocieron que otros miembros de su familia practican el islam.

Con la misma frecuencia (5 sujetos) se encuentran las motivaciones experienciales. Aquí participar en actividades propias de la religión fue lo que marcó la decisión tomada. La “Mezquita Abdallah” fue el lugar donde tuvieron lugar estos encuentros. El estudio acerca de las experiencias vividas durante estos primeros encuentros tiene gran importancia, ya que la persona se sintió a gusto con las actividades y la forma en que se realizaron; aunque no sea un conocedor de la religión. Además de la sensación de solemnidad, la religiosidad y adoración que inspira la mezquita, se unen a la aceptación y acogida que se experimenta.

Finalmente, algunos argumentos hacen referencia, en el caso de los creyentes, que una experiencia mística fue la causa del comienzo de su práctica y también la vía por la que conoció sobre esta religión: “Me convertí por un sueño, lo que considero una experiencia espiritual muy fuerte que tuve” (sujeto femenino, 27 años).

El relato anterior deja entrever el impacto emocional a modo de anhelo, el cual no podía comprender completamente, pero había seguridad de que estaba relacionado con el islam.  William James ha hecho referencia a los posibles efectos significativos en la vida del individuo que pueden tener este tipo de experiencias, al desencadenar una verdadera transformación, influir o cambiar la forma de percibir el mundo y las personas; lo que se evidencia en este caso.

Conclusión

La práctica del islam en Cuba ha ganado visibilidad en la sociedad cubana a partir de los años 90 del siglo pasado. Cada persona tiene su manera particular de interpretar el mundo, de pensarlo, de sentirlo y de actuar, de acuerdo con sus experiencias, cómo han sido sus lazos afectivos, sus vivencias, sus aprendizajes, entre otros factores. Cuando se evoca ese proceso vital, siempre se hace desde el presente, lo que conlleva procesos de desmantelamiento y reconstrucción. En este sentido, cuando una persona comienza a practicar una religión, comienza a pensar desde una nueva identidad social de adscripción al grupo religioso, dentro del cual asume roles, normas, valores, creencias, cosmovisiones. Ello es evidente en la muestra estudiada.

La conversión al islam ha sido una elección dentro de un espacio diverso de aproximaciones. Todos los motivos identificados son intrínsecos, es decir, se refieren a la práctica religiosa por la satisfacción inherente que ocasiona la actividad por sí misma. Y evidencia una actitud activa, consciente y autónoma que ha llevado a estos musulmanes a abrazar la fe. El islam aparece como un determinado objeto-meta en que se satisfacen fundamentalmente necesidades de autorrealización, pero también filiación y seguridad.

En el discurso de una misma persona, a menudo se pueden encontrar elementos que apuntan a varios motivos, lo que aporta mayor riqueza en la elaboración personal y evidencia que varias necesidades se satisfacen en una misma meta: el islam.

Contribución de autores

El texto fue desarrollado en su totalidad por RSL.

Conflictos de Interés

La autora declara no tener ningún conflicto de interés.

Referencias bibliográficas

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Raquel Elena Sicilia Lorenzo a,1

aCentro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), La Habana, Cuba

(DOI) Disponible en: https://doi.org/10.5281/zenodo.10574126

1 Autor corresponsal: E-mail: raquel.sicilia1993@gmail.com
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