Alimentación saludable para estudiantes

03 Feb, 2023

Ser un estudiante universitario significa que las actividades diarias implican un fuerte desgaste físico e intelectual. La mejor manera de enfrentar este día a día es a través de una buena alimentación que te proporcione la energía suficiente para soportar semejante exigencia.

Existen una base de alimentos que colaborarán especialmente a fortalecer el aspecto cognitivo del estudiante, es decir, que te ayudarán a pensar más y mejor. Estos alimentos contienen nutrientes que potencian algunas áreas específicas del cerebro que están relacionadas con la memoria, el aprendizaje y la concentración.

Nutrientes enfocados en aspectos cognitivos

Se ha demostrado científicamente que una alimentación saludable, variada y equilibrada irriga mejor el cerebro, lo que permite que los nutrientes y el oxígeno lleguen de la forma correcta a cada neurona y que se generen nuevas conexiones nerviosas.

Por estas conexiones es la importancia de consumir vitaminas B1, B6, B12, B9 (ácido fólico) y D, colina, omega 3, hierro y yodo, las cuales ejercen efectos neuroprotectores y mejoran el rendimiento intelectual del estudiante.

De la misma manera, los antioxidantes (vitaminas C, E y A, cinc, selenio, luteína y zeaxantina) cumplen un papel muy importante para luchar contra el estrés oxidativo que se asocia al deterioro mental y en la mejora de la cognición.

Por último, para conseguir una alimentación saludable para los estudiantes es importante medir la cantidad y la calidad de las proteínas que se ingieren, ya que también puede modular la síntesis de neurotransmisores en los estudiantes. Los estudios recientes muestran una asociación más que positiva entre la ingesta de determinados aminoácidos y la capacidad cognitiva de adolescentes y jóvenes en proceso de formación estudiantil.

¿Cómo funcionan los hábitos?

La clave para conseguir hábitos de alimentación saludable para estudiantes es centrarse en los sistemas, no en las metas que vos te propongas. Este es el concepto principal del libro ‘Hábitos Atómicos’ de James Clear, donde explica cómo a través de pequeños cambios, es posible conseguir enorme impacto en el largo plazo.

Los hábitos atómicos son pequeños cambios que forman parte de un sistema mucho más grande y que, a su vez, están enfocados en cumplir metas. Por ejemplo, si sos estudiante y querés mejorar tu alimentación, no es necesario hacer un cambio gigantesco de un día para el otro ni deberías enfocarte en el objetivo final, sino en los pequeños pasos que debes dar para llegar. Lo importante es pensar en cada hábito alimenticio de tu vida como si fuera un átomo que a medida que se acumula te trae una mejora en general.

Adquirir hábitos saludables a través de la alimentación es enfocarte en lo que podés hacer cada día, para luego conseguir tu buen estado de salud general en el largo plazo. Si tu plan es bajar 15 kilos en 6 meses, debés organizarte para crear un sistema que te permita cambiar ese chocolate después de cenar por otro alimento que te produzca la misma sensación, pero que sea mucho más sano.

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